No están aquí porque llegaron
Ni porque busquen ningún lugar
Y hay un lugar más grande
En el que están y no saben
Lo que cantan las sirenas,
Juan José Saer.
En esta conversación quisiera seguir discutiendo contigo sobre varios puntos que tocamos hace unos días acerca de la última cinta de Pawlikowski, IDA 2013. Nos acercamos mucho al problema central que se plantea, pero ¿Por dónde empezar? Para ti, es una imagen cinematográfica atravesada por una posición y un margen político ontológico. Para mi la cinta está articulada por una paradoja entre la ley y la religión, desde luego también por el factor político.
Mencionaste que después de la segunda guerra Polonia era más la sombra de un país borrado, un país profundamente lacerado, ante esto ¿Cómo sobreponerse? El personaje principal es una juez activa en una provincia, en donde orgullosamente despacha la justicia. Sin embargo dos sospechas estrujen su vida; la primera es el desconocido paradero de su hijo y la segunda, los juicios que ella ha ejercido; durante su carrera ha sentenciado a muerte a varias personas. Su gusto por la bebida es en parte para sosegar sus preocupaciones. En su investigación descubre que la hija de su hermana sobrevivió y vive en un convento católico, ella es Ida, una joven novicia de 18 años que se prepara para sus votos. Su tía al encontrarla en el convento le da a conocer la verdad de su identidad. Ella tiene otro nombre y lo más sorprendente para ella es que es de origen judío. Su nombre real es Ida Lebenstein y no Anna. La reacción de Anna-Ida es estoica, con mucha serenidad permanece en silencio. La tía sin muchas explicaciones le propone que la acompañe a visitar la casa de los padres de Ida, su verdadera y legítima casa. Sin embargo sus propiedades ya no le corresponde ahora, porque han pasado a manos de otras personas.
Es así que Ida y su tía llamada Wanda van a la casa para interrogar a los habitantes de su propia casa, no para solicitar su desalojo sino para algo más grave e impensado, conocer el paradero, el lugar del entierro de su hermana, la madre y padre de Ida, pero también el sitio donde yace los restos de su propio hijo. Ante la negativa, la tía ejerce presión sobre el padre enfermo, aparentemente el responsable de lo sucedido. Sin embargo el hijo les plantea abusivamente un intercambio, llevarlas al lugar donde se encuentra la fosa a cambio de la casa y dejar a su padre en paz. Ida accede para encontrar la tumba con los restos de sus parientes. Lejos de un afán de venganza, Ida se enfrenta ante el verdugo y su benefactor; finalmente el tomó la decisión de no matarla y llevarla al convento.
Me detuve sobre este punto y afirmé: el duelo es moneda de cambio. Para asumir lo impensable, el director lo plantea bajo una imagen cinematográfica excepcional, donde lo abyecto se presenta. Es el momento cuando ya desenterrados los restos, el hijo permanece en la fosa ya vacía y confiesa mirándolas que no fue su padre quien los asesino, sino que el había perpetrado el crimen siendo muy joven.
Wanda, toma el cráneo de su hijo, abrazándolo, lo envuelve delicadamente en una cobija.
Me preguntaste: ¿Entonces algunos polacos fueron cómplices de los nazis para quedarse con las propiedades de los judíos, lo propios polacos cristianos? Y te respondí. En esta parte la película se sugiere una aporía: Wanda e Ida son tan polacas como son también no polacas. Se deduce que ellas también deberían de estar en la fosa. ¿En que momento un régimen político introduce una tercera categoría para su eliminación, ser judía-polaca en territorio polaco?
Continuas… Las posiciones políticas se advierten en el film ante la cuestión central de cómo se convirtieron en no-polacas, esta categoría conlleva a la anulación. Es así que ellas están dentro de una posición en donde no pueden reintegrase: porque siguen siendo judías; la fosa era para los judíos. Ellas advierten ahora la propia cancelación y también la de su futuro. Wanda lo ha constatado, porque por fin sabe el paradero de su hijo y hasta ahora lo ha enterrado, pero se trata de un doble enterramiento. No hay más descendencia.
Agrego: Lo que se le plantea a Ida es verse como católica y judía a la vez, porque ahora antes que ser polaca es católica. No sólo se convierte ahora al catolicismo sino a la nacionalidad polaca. Aquí la religión funciona como un auténtico margen. Una exclusión para incluirse en la actual Polonia. Ida regresa al convento al conocer la verdad de su familia y su procedencia, pero una incertidumbre la ha afectado y decide posponer sus votos. Como dos caras de la misma moneda Wanda y Ida forman una estrecha relación, son la historia de Polonia su pasado y su presente.
Wanda al regresar a su trabajo como juez, se encuentra ante una completa perplejidad. Advierte un asalto al castillo de la ley. ¿Sí ella imparte la justicia, sí ella conoce la ley, como sustentar su caso ante la ley y qué justicia se va a aplicar en el caso de su hijo? La sombra del breve texto: “El problema de nuestras leyes” de Franz Kafka aparece como el fantasma del padre de Hamlet en medio de la noche. En este texto Kafka, lleva a un punto paradojal la razón de la ley, así como su afincamiento. Todo el texto es un argumento a favor y en contra de la ley. Nosotros acatamos leyes que nosotros mismos desconocemos, lo cual resulta en efecto muy doloroso. Como si acatar esta ley fuera de nuestro alcance y que al mismo tiempo nos constituye proporcionándonos un sentido de dolor, porque se nos da como algo que no se puede interpelar. Sólo la antigua aristocracia la conoce y accede a ella, porque son ellos quienes la dictan desde tiempos remotos… continua el texto. En esta vicisitud, el texto más como una voz, describe que hay un partido que argumenta que la ley en sí no existe, solo la aristocracia que la formula, porque ellos están fuera de la ley, sin embargo son la ley. Se formula el laberinto kafkiano una vez más, los caminos para entender el sentido de la ley nos llevan a otra puerta que abre otro camino, hasta un infinito inmanente. Tendrán que pasar siglos para que nosotros podamos ser dignos de la ley y regularla nosotros, el pueblo, y no la aristocracia. Por ahora, es algo incompleto para todos, por eso al final la tenemos que acatar… Concluye el texto.
Mencionaste: entonces Wanda se percata de este sentido de la ley; al final no hay algo que apunte contra esa sentencia, es una ley implacable. Descubre que el Derecho vuelve a aparecer como algo ajeno al individuo. Wanda se ve inhabilitada existencialmente y decide arrojarse a la ventana escuchando la Sinfonía 41 “Júpiter” de Mozart a todo volumen…
Ida deja el convento para vivir un día como una persona, siguiendo los actos de su tía y asume el papel de Wanda, por una noche bebe, fuma y tiene una relación con el joven y apuesto saxofonista. A pesar de esto, descubre que no hay posibilidad política individual de mantenerse ahí, porque es la cancelación, regresa al convento.
Aquí yo te pregunté: ¿No es la realidad política actual, una condición político irreconciliable, una asimetría, entre el estado y la ley? Esto conlleva a arrojarnos a los márgenes, pero no lo sabemos, ni reconocemos cuáles son. ¿Cómo reintegrarnos entonces, a lo que nos constituiría entonces como parte de una nación y poseer nacionalidad si vivimos en un término de categoría de exclusión: doblemente enterrados. El estado nos mantiene como la tercera categoría de polacos judíos, alistándonos para la eliminación? ¿Es posible ser polaco sin Polonia?
Finalizaste: Esto parece plantearnos otro problema después de todo. ¿Sí el estado nos hace ajenos al resto, quién es entonces el resto? ¿Cómo entonces nos convertiremos en polacos?