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El Círculo del Sacrificio

Por: Lauro López-Sánchez M.

Primer Episodio.  Ártemis.

Somos los perros de Ártemis, ofrecemos la fidelidad que exige su caza sagrada. Desgarramos la presa sin piedad; ciervo sagrado, te alojaremos en el alcance de tu metamorfosis. Festejamos tu ascenso sobre la tenue luz de luna creciente; momento que te oculta y que te revela. Incorruptible y atroz, exiges la muerte para alumbrar la periodicidad de tus movimientos astrales.  

Somos los perros de Ártemis, vamos a la cita que ofrece la diosa primitiva. Somos la jauría, la consciencia animal  aullante que espera a Acteón 1.  De nuevo lo guiaremos hacia la gruta en las entrañas del bosque, donde la presencia divina quizás lo espera. Antes de su transformación él sigue los pasos hasta deshabitarse; la iluminación va adquirir el rostro de la presa. Disuelto, mira a la diosa desnuda bañarse. Noche desnuda, suma de apariencias; sentimos tu presencia, esperamos nos embistas. Acteón espera la flecha mortífera que dará inicio a tu  devoción secreta; Acteón no estará más en el bosque, el bosque estará en él.

Somos los perros de Ártemis, pero también somos el instrumento de Acteón. Su metamorfosis es el cruce entre el tiempo mítico, bosque sagrado de Ártemis y su proyección en el espacio mental del pensamiento. Cruel desgarro metafísica en el seno de la divinidad. El Ciervo-Acteón es la plasticidad, los accidentes, figuras del pensamiento, por lo tanto la figura misma tiene que encontrarse en su sacrificio, desgranamiento ilimitado; ahora las figuras del pensamiento alcanzan los limites de lo divino ante los movimientos de la reflexión.

Somos los perros de Ártemis, sabemos que gobiernas en el mundo animal, pero tu caza es su interrupción. Una vez más nos das señales imprevistas, tus rubricas son contra actos; es así que manifiestas tu poder. Tu cacería precisa cada movimiento animal, pero también el vegetal, sabes como se nutren los intercambios vitales. Detienes el tiempo al otorgar el tiempo singular de cada especie. Tu manifestación de poder es entrever el infinito proceso natural que escapa a todo concepto… inútil detentarlo. La fuerza que brindas a las mujeres en los partos, es equivalente a la potencia vital que subyace en las fuerzas más primitivas de la naturaleza.

Somos los perros de Ártemis, hemos sido testigos del sacrilegio del atrida Agamenón. Encontrándose en los bosques sagrados de Ártemis, decidió desafiar a la diosa cazando al ciervo sagrado. Acto que fundó el gobierno de los hombres para los hombres. Rompimiento con las potencias míticas y los viejos lazos… aquellos vestigios salvajes; no sabremos más de la madre oso.  

Somos los perros de Ártemis, divisamos el establecimiento de una nueva abstracción en torno al poder de los hombres. El desafío de Agamenón a Ártemis, es el quiebre inaugural que se estableció como gesta heroica exigiendo el Mito. El poder deberá asumirse para derivar en poder de voluntad mítica. Se invierte la dimensión atemporal del mito, ahora el Mito entra en el tiempo del hombre haciéndose Historia; será el horizonte de poder del estado, unidad de verdad política. Sin embargo, Ártemis reclamará su apropiado sacrificio en el seno del poder naciente. 


1. Acteón, era un cazador hijo de Aristeo y Autónoe, hija de Cadmo. Al sorprender desnuda a la diosa cazadora Diana-Ártemis bañándose después de ejercer la caza sagrada, Actéon es transformado en ciervo. Sus propios perros, desconociendo que se trata de su amo lo devoran. Será un cruel castigo de la diosa ante su atrevimiento.

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