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Longlegs: sobre la transpaternidad

“¡How terrible– to see the truth when the truth is only pain to him who sees!”

― Sophocles, Oedipus Rex

Desde el inicio del film Longlegs de Oz Perkins 2024, se nos desinvita a los espectadores a descifrar la  película junto con la protagonista, ya que tampoco ella lo hace, es el propio personaje de Longlegs (asesino serial) quien ayuda a la protagonista a descodificar el código de sus cartas que esconden los motivos de sus supuestos asesinatos. Pero entonces ¿Qué es lo que hay que descifrar en el film, si ya el asesino serial nos lo reveló. Podríamos decir que el director invierte los juegos hitchckoquianos, ya que durante el film se nos muestra el juego sin que los protagonistas resuelvan el secreto o la trama, así como tampoco nosotros. Termina el film y nada se nos esclareció realmente ¿Quién era Longlegs, qué lo motivaba? ¿Quién y cómo se cometían los asesinatos?  Nada de esto se nos explicó. Aparentemente, en el tercer acto se revela a través de un relato a manera de cuento infantil contado por la madre a Lee (la protagonista) más como falso spoiler, antes de que termine el film, de cómo aconteció todo y quién realmente era Longlegs. Todo indica que el relato es falso y que hay una verdad más oscura que busca velarse, ocultarse. El film se resiste a contarlo, ya que las imágenes tampoco lo hacen; es en el orden de las mismas al desmontarlas donde se revela la verdad.

Algo más terrible, que a manera de tragedia griega, caso Edipo Rey, se sugiere como historia subyacente; ésta no se nos muestra. Longlegs es la historia del regreso del padre de Lee Harker, que estaba ausente, y su regreso a casa es el restablecimiento de su familia al servicio del satanismo. Con ello se procurará el ascenso social de su hija Lee; el padre (Longlegs) ejercerá la teoría y la madre será el brazo ejecutor (autor intelectual y autor material). Lee será la nueva heredera al servicio de Satán. Hay dos momentos claves que evidencian esto, cuando Longlegs le coloca la manta negra a Carry Anne, diciéndole que no hay nada que temer a la oscuridad, ya que es ella la oscuridad, siendo testigo la propia Lee Harker; y otro momento es cuando Longlegs conmovido al ver a Lee en la comisaría,  le menciona llorando lo emocionado que fue, que a los veinte años ella ingresó a la agencia (CIA). Se trata de las reacciones de un dedicado y esmerado padre que ha enseñado todos sus secretos y conocimientos ocultos a su hija, para conquistar ese gran logro, tanto social, como profesional. Sin embargo, muchos recuerdos han sido bloqueados bajo un método invertido de lavado de cerebro. Lee va descubriendo que es ella misma la que ha sido sometida a este entrenamiento mental, y que los flashbacks se van apareciendo en su memoria. Ella comienza a sospechar que su familia y ella son los responsables de los terribles crímenes, es decir todas las repuestas están en su pasado y su familia, al punto que todos los asesinatos han sido motivados como un gran ritual  de veneración a Satán y también entorno al bautismo de  Lee, ya que todos los asesinatos coinciden con el día de su nacimiento; los asesinatos son la celebración y el sacrificio que hay que realizar bajo un determinado número de veces. Ante esta terrible verdad, vemos que Lee se desmorona  al ir descubriendo su pasado; es como descubrir el síntoma y es en ese momento donde su realidad entra en crisis. “¡¡Daddy, Mommy unmake me, save me from the hell of living!!”

Es así que la trama oculta, se nos muestra como un proceso psicoanalítico para buscar el trauma originario, el origen del problema. Lee Harker no tiene una familia disfuncional, sino todo lo contrario, ha sido  responsable, y dedicada (mantiene intacta su recámara y sus cosas); su padre siempre ha estado ahí (vive en el sótano). Lo han hecho todo por ella, han velado por su ascenso social para que ella disfrute de una vida estable que le permita dejar atrás, la vida encarecida de la clase media baja americana. Durante años Lee, fue entrenada con habilidades de desciframiento y sensibilidad extrasensorial por sus padres, para asegurar esa gran oportunidad en la agencia. Aquí es literal: los padres han hecho un gran sacrificio por el futuro de sus hijos.

Entonces, el verdadero trauma de Lee, no es la ausencia del padre, sino el extraño regreso paternal, pero ahora transformado en Longlegs (glam rock artist). ¿No acaso la película nos sugiere un nuevo tipo de paternidad? Una transpaternidad que esta lo suficientemente cerca y lo suficientemente lejos. Que no esta erigido como significante maestro para ejercer la castración, confiriéndole otra estructura simbólica al hijo, otro rostro que difiera, rasgue desde el interior la paternidad masculina sin que esta no sea destruida. Una identidad paterna flexible, no fija y larga (Longlegs) para no edipizar al hijo. “Let me in now, and it can be nice, make me go now, and i’ll have to come back, not once, not twice, but as many time as i like”

No es coincidente que al final, una vez más el propio Longlegs se entrega a la policia -se retira de escena- justo después de que Lee ha asumido toda la responsabilidad del caso y la confianza de su jefe, quien al final muere dejando el puesto vacante.

Entre las cosas que nos deja deja ver más claro el director, es la pregunta que engloba todo el film: ¿La CIA se puede equiparar a las prácticas secretas del satanismo (arte de la decodificación) o al revés? ¿A qué poder realmente sirve la CIA? ¿Dónde empieza uno y termina el otro? ¿Uno es el espejo invertido del otro? Toda la película  gira entorno a los mecanismos de control ejercidos por la iglesia, el gobierno y la familia, instituciones que se entrelazan para edificar el orden social americano. Es así que Longlegs será el agente, el brujo eléctrico que las pondrá en riego y las invertirá: será el padre sin falo. Todo el horror surge y se determina  bajo la perpectiva conservadora. Longlegs es la amenaza “apocalíptica” al orden libidinal establecido por la masculinidad judeo-cristiana, que establece el orden estructural de parentesco familiar.

Hay un detalle más perturbador que se muestra en el film, y no son las sombras de Baphomet reflejadas en distintas ventanas, sino la fotografía de Bill Clinton; el primer presidente demócrata neoliberal, que traicionará los fundamentos del partido demócrata, así como su extenso abrazo a las plutocracias financieristas más abominables. La verdadera Bestia! La Gran Bestia unipartidista se ha levantado.

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