Por: Lauro López-Sánchez M.
Hay que hurtarle a la imagen la presencia ominosa de un ausente.
Marcelo Schuster.
La revuelta pre-anulada
En su film Atlantics, Mati Diop nos asesta un serio cuestionamiento a través de una pregunta, que a su vez es una secreta invocación: ¿Y si nosotros estamos asistiendo nuestra propia muerte en red, y sólo los espectros-fantasmas podrán llevar a acabo la revuelta? ¿Son acaso los espectros vudús, que por estar afuera pueden accionar aperturas políticas? Es evidente que nuestra realidad contemporánea se desarrolla cada vez más, hacia la progresiva consolidación de una prisión tecnológica perpetua. Ya de antemano estamos confinados a una total exterioridad que parece secuestrar y capturar toda potencia liberadora. Internados en una exterioridad informática total y globalizante que nos vuelve dividuales, y a las masas meros indicadores y datos para el marketing; somos estadísticas. Cada uno de nosotros somos una celda informática, y esto no quiere decir menos libertad, por el contrario bajo nuestra libertad somos sus emisores, transmisores; somos parte de su interior, somos sus circuitos-flujos. ¡Somos parte del control que controla! ¡estamos muertos en red! Pero ¿Cómo renacer? ¿Es posible accionar la rebelión?
El film inicia con la imagen de una súper torre futurista, de apariencia escamosa; es más un enorme pez artificial congelado al borde del Océano Atlántico nombrada Muejiza Tower, siguiendo el esplendor de la torre Burj Khalifa en Dubai. El ambicioso desarrollo urbanístico alrededor de la torre, pretende el desarrollo económico de la península de Dakar, Senegal. Como todo gran desarrollo capitalista, la explotación se hace presente en los retrasos de salarios y en la precariedad de seguros sociales y condiciones laborales. Más como si estuviéramos en un documental con cámara al hombro, vemos entrar a un grupo de jóvenes albañiles tomar la oficina de su supervisor, para exigir su salario que tiene tres meses de retraso. Los jóvenes reclaman y exigen su salario, pero la revuelta no se consuma, no por falta de voluntad o falta de acción -siendo implacable la necesidad que reclaman- sino porque ya no es posible de antemano. El grupo de jóvenes admiten el fracaso y deciden mejor una hazaña más improbable: cruzar el mar en una improvisada barcaza, en busca del salario perdido rumbo a España.
Pero ¿Por qué la revuelta está anulada de antemano? Mati Diop es precisa en este punto, ya que nos sugiere la correspondencia entre el capitalismo dinástico del medio oriente (auténtico patriarcado) y las religiones musulmanas, las que funcionan más para estrechar el pasado de los regímenes despóticos y el capitalismo actual, para así someter y disciplinar con mayor facilidad a la sociedad e imposibilitar toda revuelta social.
Entre más tecnificadas las sociedades, más parecen resurgir los regímenes autoritarios sin lugar a espacios democráticos, como si las sociedades de control se renovarán en la sujeción religiosa. ¿Será que la directora nos advierte sobre un futuro despótico? No obstante el film hace resurgir un reluciente afrofuturismo y nos embarca de nuevo hacia el Atlántico Negro
El Atlántico Negro.
Es evidente que el personaje central de la película es el Mar Atlántico, su gran carga histórica parece desenvolver una inagotable mitología propia. Doblemente articulada, la diáspora negra encontró en el Mar Atlántico su espacio disyuntivo; por una lado, fue el espacio que estableció occidente como ruta de sujeción capitalista para desarrollar el comercio y el traslado de innumerables esclavos africanos; y por el otro, fue el origen de una confluencia de inagotables intercambios culturales que impactarán a toda América, haciendo de ella una América Negra y un Atlántico Negro. Fue el surgimiento de una nación trasatlántica que trazó nuevas coordenadas y una nueva conexión territorial entre África, América y Europa, una especie de triángulo afro-trasatlántico que estableció un mestizaje singular, y que no deja de crear nuevos espacios y configuraciones culturales. El Atlántico será el espacio de la micropolítica, que se niega a colonizarse y que a su vez establece nuevas enunciaciones literarias, sonoras y políticas; es siempre Terra Incognita, donde surgirán nuevas mitologías y contra-mitologías; lugar de la rebelión de los espectros.
Acuatopías Afrofuturistas.
Los drexciyanos en su guerra perceptual en curso, luchan contra los sistemas de control planetario encarnados en los programadores audiovisuales.
Kodwo Eshun. Drexciya, Miedo a un Planeta Mojado. Artículo, revista The Wire.
Las acuatopías son una de las ficciones que el afrofuturismo, ha establecido alrededor del poder mítico que posee el Atlántico Negro, y su poder de fabulación que ha hidratado amplios panoramas de la cultura, a través de sus múltiples olas que han permeado y disuelto las barrera y ataduras colonialistas de siglos atrás. Es una cultura que ha ido mutando, generando fluctuaciones y removiendo estructuras jerárquicas. Su oleaje produce re-poblaciones y contagios rítmicos donde el pueblo imagina y resiste. Desde el Caribe a Brasil, hasta el norte de E.U. y cruzando todo el Misisipí, la variedad de mitologías y leyendas se plasma en música, danza y literatura, desbordado y re-situando el concepto de cultura.
En el film Atlantics, la directora Mati Diop produce una acuatopía espectral, muy ligada a la contra-mitología que estableció durante los años noventas el dúo de música electrónica de Detroit, Drexciya vertida a lo largo de toda su discografía. Ficción sónica que presenta la resistencia de los drexciyanos, pueblo de mutantes acuáticos surgido de las mujeres embarazadas arrojadas al mar desde los barcos esclavistas. Según la mitología afrofuturista, los bebés africanos lograron adaptarse a la vida submarina y fundaron una raza subterránea atlántica, que busca a través de la música generar revueltas sónicas, generando espacios perceptibles submarinos donde las modulaciones de sus sintetizadores reprograman el sistema nervioso. En palabras de Ewo Eshon: “Drexciya son esoterroristas. Alguien que aterroriza a través de los sistemas de (nuevos) mitos esotéricos. Al infiltrarse en el mundo, el esoterrorista planta bombas lógicas y luego desaparece, detonando explosiones conceptuales, multiplicando agujeros perceptivos a través de los cuales se drena todo el universo.”
¿No son los espectros vudús que tomaron los cuerpos de las jóvenes mujeres que vemos en el film Atlantic, fabulaciones hermanas provenientes del mismo lugar (Atlántico Negro) para llevar a cabo la imposible revuelta y exigir los salarios perdidos de los jóvenes ahogados? ¿No es el propio Atlántico que nos vuelve a generar las aperturas políticas bajo sus contra-mitos para dislocar un futuro autoritario? ¿No es el rumor de sus olas lo que tenemos que escuchar?
La rebelión de los espectros
En una de las escenas previas a la aparición de los espectros vudús, Ada, la protagonista del film, sentada en los sillones placenteros de un bar, mira elusivamente a su novio con el que en los próximos días celebraran su matrimonio, muy a pesar de sus dudas y negativas. El indiferente novio le entrega un Iphone y al entregárselo le dice “con este cel, vas a ser otra persona” Sin agregar más a la conversación, el joven continúa inmóvil viendo hacia la piscina tomando su bebida. Al fondo de la terraza, frente al mar, cerca de la puesta de sol, podemos ver una enigmática escultura de gran tamaño, es un mascarón de rasgos africanos; el gran rostro nos observa, parece surgir del mar y a pesar de su solidez la parte lateral asoma múltiples orificios irregulares que la hacen ver como si la máscara estuviera formándose, presentando un inquietante aspecto alienígena. ¿No es la máscara el símbolo de las aperturas a la mutabilidad? ¿No es quizás la identidad afro-trasatlántica que plasma su morfología entre espacios calados de discontinuidades históricas y ondulaciones en superficies? Para Mati Diop son los canales donde cruzan los acua-espectros vudús para hacerse presente en un más acá.
Al caer el sol, los cuerpos de las mujeres comienzan a ser invadidos por los fantasmas de los jóvenes obreros ahogados en el mar. Sucumbieron por las olas del mar, pero del mismo mar resurgen para efectuar la revuelta bajo la carga mítica del Atlántico. Es preciso que algo llegue del afuera, algo que rompa el encadenamiento de los clichés. El grupo de jóvenes amigas de Ada y de los jóvenes ahogados, serán pobladas-posesas por los acua-espectros, e irán todas las noches a reclamarle al gerente la deuda pendiente. La rebelión acontece entre los espectros y los cuerpos de las jóvenes. ¿No es este espacio “entre” donde el verdadero Afuera hace surgir las nuevas revoluciones, o auténticos acontecimientos políticos, estéticos, etc..?
El espacio del Entre es también el Uno en el múltiple, es el lugar de aperturas políticas que permiten entrar en comunicación con las multiplicidades; en este caso es el groove-maquínico afro-trasatlántico que entra y sale en la misma cotidianidad en donde irrumpe y se vuelve tiempo presente rítmico, es una circulación cuyo oleaje humedece el historicismo y lo hace bahías, estableciendo así rítmicas perceptuales: ¿pero en qué estas percepciones son la condición de toda acción? Es porque el choque perceptivo o afectivo no es separable de las potencias que agitan en cada uno de nosotros. En la percepción “confluyen fuerzas inmensas que no son las de una conciencia simplemente intelectual, ni siquiera social, sino la de una intuición vital”.
Es la inversión del tiempo del Juicio Final de Benjamin, que manda los instantes vívidos de la humanidad redimida a un más allá, establecido en el punto tres de su Tesis Sobre la Historia: Aunque, por supuesto, sólo a la humanidad redimida le concierne enteramente su pasado. Lo que quiere decir: sólo la humanidad redimida se le ha vuelto citable su pasado en cada uno de sus momentos. Cada uno de sus instantes vividos se convierten en un punto en la orden del día, día este que es precisamente el día del Juicio Final. El regreso del los acua-espectros del más allá, es la operación del groove afro-trasatlántico que se trae todo el más allá marítimo al presente, para establecer la rebelión; dejando entrar a su vez el poder de la fabulación contra mítica, así como la simultaneidad temporal rítmica-musical, que nos conduce hacia una extensa vibración-modulación que desplaza la inacción política, liberando el encadenamiento de nuestra sujetada/subjetividad. Hoy la rebelión exige un materialismo espectral.
Info-esclavitud versus Techno Vudú.
David Lapoujade establece una clara paradoja para pensarnos desde la esclavitud: Es la paradoja de la acción: solo lo imposible hace actuar. Nuestras vidas se desempeñan en una especie de info-esclavitud o muerte en red; sabernos esclavos nos tendría que poner frente a las embarcaciones de los traslados de encadenados en embarcaciones marítimas dejando atrás el origen. Pero más allá de la empatía, tendríamos que ver los códigos secretos de escape que nos ha heredado el afro transatlántico. Desde los cornrows, (hilado de trenzas en los peinados) hasta el Free Jazz, hay un código secreto que no deja de conectarse con las olas del Atlánticos, rutas de escape más que mapas a tesoros secretos (codicia capitalista) A veces se descifra y otras veces no, permanece secreto para futuras generaciones.
Recordemos siempre que la basta emancipación cultural afro-americana se gestó sin estados o sin mecenazgo, bastó la plenitud de las materias intensivas que hacen percepciones de acontecimientos o activando insólitos grooves. En el caso del film Atlantics, es un techno-vudú cinematográfico para invocar el ya futuro próximo a los acua-espectros, para romper las cadenas-códigos de la muerte en red.
Bibliografía.
Benjamin, Walter. Tesis Sobre la Historia. Editorial Itaca, 2008.
Eshun, Kodwo, Drexciya: Fear Of A Wet Planet, Article. The Wire. January 98.
Lapoujade, David. DELEUZE, Los Movimientos Aberrantes. Editorial Cactus, 2016
Schuster, Marcelo. Espectro, La imagen holográfica. Editorial Neanderthal. 2017.