Sobre la cinta: Que Difícil Ser Un Dios, Aleksei German, 2013.
Estudiante, un impotente e inepto se rendiría
sin saber donde está el corazón del monstruo,
o si el monstruo tiene corazón…
Don Rumata
InMundo
El intestino tiene una dirección de arriba hacia abajo. Arkan no, es un corredor de intestinos resbalosos sin dirección, un hacinamiento: un intestino enredado. Es la sombra de una ciudad medieval o su completa inversión como época. Aquí la aristocracia se encuentra entremezclada, entre una exigua suntuosidad y el excremento. Nada confiere dignidad sea a la corona, la iglesia, la aristocracia, el ejército o los súbditos. La edad media fue la cúspide de un régimen de signos centrados en dios, los santos y la autoridad eclesiástica, asumido por un fulgor de joyas, castillos y sonoridades corales vueltas catedrales. Acá por el contrario, es una edad media invertida porque todo está desprovisto de signatura, de diferencia o de orden. El establo es el trono, pero también el comedor y la letrina. Se nos dice que Arkan, es un planeta inmundo descubierto en algún futuro atrasado 800 años para la humanidad.
Pringue
No sabemos quien reina, pero es evidente que el tiempo ha colapsado porque nada avanza, no hay relato, historia posible. Solo reina un denso efluvio envilecido. La materia se encuentra en una viscosidad permanente, por lo tanto nada se puede poner en pie, cualquier artefacto se envicia, tanto las carretas se enfangan, las calles burbujean, los instrumentos resbalan, todo es escurridizo. Es así que nada se puede formular, las palabras son balbuceos. Está inhabilitado el lenguaje. Los instrumentos musicales retienen el aire, no puede repetirse el fraseo. Esta materia niega la repetición, la atasca. No hay interior o exterior sino una remezcla que densifica y se prolonga. No hay fricción sino supuración. El logos resbala hacia el légamo, éste se evapora y escala hacia la superficie envolviendo cuerpos, aldeas, hasta regresar a los estanques de lagunas pútridas. Es la coronación del perpetuo pringue; materia degradada, impotente.
Aleksei German. Que Difícil Ser un Dios. 2013.
Figuras
Ante el embotamiento del sentido, su escasez retrasa las acciones, los actos no llegan a efectuarse. Los gestos de cada habitante son muecas, silabeos. No solo se refleja en cada tartamudeo, sino en la fisonomía: caras inacabadas, miembros disminuidos, estructuras óseas desmontadas, aturdidas. Furúnculos sobre la piel y jorobas en espaldas de tuertos, asumen la corporación. La propia fuerza del sentido se asume en la inacción de los habitantes, dispuestos a anegar. El robo y las triquiñuelas sin audacia, sin engaño se formulan entre intercambios de palabras impronunciables y flatulencias por igual. El escupitajo suple al enunciado, a la gramática. Es notorio que ante esta pocilga, todo debe apestar al grado de la asfixia, sin embargo nadie puede oler. Esa incapacidad es el paraíso en Arkan, donde los restos descompuestos cuelgan y se confunden con los alimentos. Es así que por esta razón, se escupe todo el tiempo y se lleva cada cosa a la punta de la nariz para descifrar la carroña o la disminuida salud de los guisos.
Cadáver
Es posible que cada ciudadano de Arkan sabe algo que nosotros los terrestre avanzados no sabemos. Eso sería su única ventaja sobre nosotros. Ellos saben algo porque lo viven a diario, a cada momento e instante de su vida, tal vez su existencia entera es medida por el tiempo y por el conocimiento de algo que no se ha dicho, que no se puede decir, porque sería una herejía. Entre sus balbuceos, abucheos y comida rellena entre los dientes, se dice que Dios se suicidó hace tiempo. Esto nos lleva a pensar que Arkan es un lugar más lejano en el tiempo, el más futurista porque ellos ya saben tan abominable noticia y están cerca de ese acontecimiento. Ellos actúan como si no lo supieran, sin embargo no sólo lo saben sino lo experimentan, existen en esa condición, por eso no hay inspiración. Sin embargo no hay nostalgia, porque desde siempre lo han sabido, pero no lo pueden decir nunca, ni explicarlo, no están facultados. Sólo pueden decir la palabra “huesos de dios”
Repliegue
Es así que concibe el repliegue, es toda la materia retrocediendo hacia el cadáver de dios. La única acción posible es el repliegue a la materia envilecida. Replegamiento a la finitud matérica, vil, excremento, fango descompuesto, inmundicia. La materia se recoge hacia el cuerpo de dios muerto, aniquilado por sí mismo. Contrallevando su designio infinito, su orden cósmico, sin aclarar, sin argumento, sin palabras, solo el blanco absoluto, la sabana santa que lo acobija y lo envuelve para no decirnos más. Su envoltura blanquecina es su único rostro. El repliegue intestinal aglutina toda la materia infinita adentrada en sí, todo el universo desinspirado. No alcanza ni para la repetición de ese acto.
Aleksei German. Que Difícil Ser un Dios. 2013.
Suplente
Ante el suicidio de dios hay que usurpar su lugar. Don Rubata es un suplente de dios, llega tan bajo como sea posible. Se adentra entre las capas del repliegue y las mide, entre ellas busca, como se busca en un cadáver la causa de esa muerte, no para explicarla sino para impulsar un punto cero en la degradación, para ultimarla y así desplegar el repliegue a otra dirección cósmica. De los restos vaginales sobre el instrumento de tortura se hace una máscara, es la bandera, la insignia de su acción; no hay otro camino, tan solo asumir una gesta caballeresca, o quijotesca en pleno lodo de mierda. La dirección de Don Rubata, es la finitud absoluta, voltear el repliegue hacia su infinito para asumir el olvido, desplegar la potencia, el sentido que nos llevaría a la repetición. La misión de Don Rubata es llevar acabo el margen del eterno retorno que está de cabeza, desprovisto. Voltear la dirección estrangulada del intestino del cadáver de dios, hacia su reverso donde la repetición reabra la angustia de sí, la inquietud de sí para llegar al plano friccionado, lumínico de la materia y así acceder a la resurrección del suicidio de dios.
Dedicó este texto a Aleksei German 1938-2013.